domingo, 18 de abril de 2010

Esperando tu sombra...

Vivo noche tras noche, vagando ciegamente entre los días intermedios, que interrumpen estrepitosamente en mi alma, haciéndome levantarme y teniendo que salir al mundo el cual sigue su rumbo cual si no le importara que tu no estés.
Deseando volver a verte, acaricio cada recuerdo que me trae tu imagen, cada palabra que recuerdo guardada en un susurro que hace tiempo me regalaste.
Sumida en un mundo de sombras, donde la humedad de mis lágrimas ha apagado la luz del sol, donde el único sonido son sordos sollozos y donde he perdido toda fé de volver a verte.
Ya no queda nada, la desesperanza es el único sentimiento que desborda mi interior y vivo sin saber si aun me quieres, si aun me necesitas, si aun soy tu razón de existencia, si aun estas vivo...
Sigo lanzando mis palabras, escribiendo cartas huérfanas de un destino, cartas que no llegarán, que no leerás, pero sigo haciéndolo, quizá porque para mí sea la única forma posible de entregar al aire lo que siento.
Y esperando que el viento se haga portador de mis sentidos, que los lleve hasta los tuyos y que te haga recordar dondequiera que estés que aun sigo aquí, esperando tu persona o quizá esperando tu fantasma, la sombra de lo que fuiste o puede que ni eso.

By Andie
(P.D: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

lunes, 5 de abril de 2010

No hace mucho me sorprendí a mí mismo con una sensación increíble: estaba hojeando un libro sobre Hitler y al ver algunas de las fotografías me emocioné: me habían recordado el tiempo de mi infancia; la viví durante la guerra; algunos de mis parientes murieron en los campos de concentración de Hitler; pero ¿qué era su muerte en comparación con el hecho de que las fotografías de Hitler me habían recordado un tiempo pasado de mi vida, un tiempo que no volverá?
Esta reconciliación con Hitler demuestra la profunda perversión moral que va unida a un mundo basado esencialmente en la inexistencia del retorno, porque en ese mundo todo está perdonado de antemano y, por tanto, todo cínicamente permitido.

Extraído de La Insoportable levedad del Ser
Milan Kundera